lunes, 31 de enero de 2011

The Whitest Boy Alive Volumen 2

Erlend Øye perdona a México y se ponde una playera de Honduras.

Después de un largo receso en cuanto a visitas a conciertos (por mea culpa, marro, roto, etc.) se me regaló un boleto para ver a The Whitest Boy Alive. Esta vez, la sede fue el otrora Salón 21 en Polansky. Tráfico de horror, sin estacionamiento y todo lo que acarrea un concierto en esa zona de la ciudad (¿o en cualquiera?). No estoy muy de acuerdo con que un grupo se presente en distintas ocasiones sin traer material nuevo (¿Phoenix les suena familiar?) pero bueno, gratis es gratis, un buen rato es un buen rato y sí, me gusta la buena onda que traen el noruego y sus compinches. No se divague más...

El concierto arrancó con mucha energía. La gente estaba feliz disfrutando de las primeras rolas como Golden Cage o Fireworks. Golazo de Daniel Nentwig en los teclados al final de Fireworks. Honor a quien honor merece. Este señor se llevó la noche con su improvisación, talento y variedad de sonidos. Y fue en Fireworks donde nos avisó que la noche le pertenecía... Su improvisación traía desde sonidos techno noventeros (que sabemos les encanta a los miembros de la banda) hasta sonidos lasers que me hicieron recordar las visitas a Laser Shots y Q-Zar... Increíble...

Como el setlist fue muy, pero muy similar al del concierto en marzo pasado, pues no les quedó más que improvisar y alargar las rolas. Lo hicieron y lo hicieron muy bien en la mayoría de las canciones. Hubo ratos donde nuestro querido vocalista gritaba o perdía el tono; cosa que no me encantó del todo... Pero bien, muy bien por la improvisación y las ganas de deleitar con nuevos ritmos. Inclusive, presentaron una canción nueva. ¿Mi humilde opinión? Catástrofe. Fue una especie de canción tropical que en lugar de llenarme de la energía y alegría de WBA, me transportó a una especie de Club Med plagado de gringos con camisas de Hawai 5-0. Pero bueno, ya saldrá al público y cada quien tendrá su opinión.

Aplauso también al señor Øye que anduvo muy platicador, jocoso y jovial intercambiando palabras con el respetable durante cada pausa. ¿Se habrá olvidado Erlend Øye del terrible incidente de los lentes del concierto pasado? Por supuesto que no. Nos perdonó. Sabía que el público mexicano no es como el asno que lo despojó de sus lentes. ¿Cuál fue la reacción de la gente? Euforia absoluta. ¿Qué pasó después? Alguien del público lanzó al escenario una playera de la selección de Honduras. ¿Qué hizo el vocalista? Se la puso orgullosamente. Ante el descontento de la gente, E.O. se defendió alegando que ninguna banda en su sano juicio visita Honduras y que le diéramos chance al pelado del público. ¿Tendrá razón? ¿Demasiado pesado su comentario? Sí a ambas.

En fin, el concierto fue bueno a secas: mucha buena onda, mucho baile pero las mismas rolas...

¡Ah! Y tache al baterista Sebastian Maschat. Qué poca emoción, compadre... Ni las ganas ni buen sonido en la batería. Hay muchos acentos que se dejaron de escuchar y yo no sé si fue tu falta de emoción o carencia de sonido en el lugar... De cualquier forma, tache.

jueves, 22 de abril de 2010

Arctic Monkeys

Tres melenudos y un señor baterista naufragan a las afueras del Azteca

Es difícil evaluar un concierto como el de ayer. Por dar algunas razones, te recuerdo que Muse tocó el día anterior (lee la reseña más abajo) lo que hacía que los Arctic Monkeys tuvieran algo de presión (DEMASIADA). Otra de las razones es que el evento se organizó con las patas, pero de eso podrán leer en cualquier otra parte porque, francamente, me da pereza ahondar en el tema. Sin embargo, el largo tiempo de espera, las escasez de cervezas, etc.,etc., mermaron seriamente la actitud de las huestes mexicas que atendieron al concierto.

Así pues, trataré de ser lo más objetivo tratando de olvidar las circunstancias anteriores al concierto...

El bueno

Matt Helders, Señor Gol. El baterista de la banda se llevó el show. De los 4, el único que parecía estar en crack. Derrochó energía en cada uno de los 17 temas que interpretó el cuarteto inglés. Helders nos demostró que no es necesaria una batería atascada de platillos, 50 tambores y dos bombos para lucirse. Dejó en claro que no es de pose ni facha, sino de talento y ganas.

A los que nos gustó Humbug (personalmente, creo que es el disco más completo de la banda) nos deleitamos con rolas de dicha producción. Estos tipos son unos genios de la música. Tienen 22 o 23 años y uno podría pensar que llevan décadas tocando. ¿Sabías que hasta los 15 años decidieron formar una banda y aprender a tocar instrumentos? Aplausos.

Otro aplauso a la improvisación. Seguramente, después de giras, conciertos y festivales, la banda se cansó de interpretar algunos de sus viejos temas, por lo que los modificaron. Ejemplo de esto son los ligeros, pero contundentes, cambios en las guitarras de Still Take you Home y los cambios en los compases y usos del tiempo en Fluorescent Adolescent. A mí sí me gustó que apagaran el escenario dejando a Alex Turner iluminado sintiendo la letra de la rola.

El apogeo del concierto tomó forma con el tridente Crying Lightning, The View from the Afternoon (Helders y unos redobles en la batería que espantan a cualquiera) y I Bet You Look etc etc (Ladies y todo el mundo a bailar).

El Malo

El sonido dejó qué desear. Al principio, la voz de Turner se perdía con su propia guitarra. Y durante el concierto la guitarra de Cook se perdía en la de Turner y sólo podíamos suponer que el bajo de O'Malley andaba por ahí. Ejemplo claro de esto es el final de Do Me a Favour en donde O'Malley la rompe en el bajo. No lo escuchamos ayer...

Las pantallas y el video fueron extremademente discretos, austeros. Inclusive, una de las pantallas perdió pixeles nada más inició el concierto. La iluminación no fue nada especial, algunos acentos pero esto va de acuerdo al propio estilo de la banda. Finalmente, la escenografía consistía en lo que sólo pude concluir que era un hamaca súper extra grande.

...y nada más.

El Feo

La actitud de la banda no me gustó para nada. ¿Primera vez en México? Le pones más emoción y energía (por no decir huevos - whoops). Los primeros gestos de "energía" se dieron a la tercera o cuarta rola. El único que se salva es Helders, por supuesto. De Cook y O'Malley puedo decir que eran un par de maniquíes con una guitarra y un bajo, respectivamente.

El setlist, a mi parecer, no fue el adecuado. Por favor, ayúdame y dime si estoy mal. Si nunca has venido a México, ya tienes tres discos en las espaldas y rolón tras rolón, pues, ¿por qué habrías de tocar lo que estás tocando en la gira de tu último disco? Una fanaticada como la mexicana merece más atención y detalle por parte del artista. El ideal es que nos llevaran por sus discos para "actualizarnos" de alguna forma. Me quedé con ganas de muchas rolas viejas (Fake Tales...) e incluso unas no tanto (Old Yellow Bricks... oooooobvio).
Tache ahí.


Conclusión

El Feo y el Malo pudieron más que el Bueno. Todos esperábamos un miércoles épico. No lo fue (y soy ultra fanático de estos tipos). Creo que en vivo les falta mucho qué dar...
...principalmente: actitud.

miércoles, 21 de abril de 2010

MUSE

¡Pum! ¡Apaga y vámonos!

Antes, de empezar... ve el video para que entiendas un poco...
Imagina que el maleante es Muse, y el pobre diablo acribillado es el Foro Sol...



Se apagaron las luces y pudimos observar pantallas con hombres subiendo y subiendo escaleras. ¿A dónde iban? Sólo a donde Bellamy, Howard y Wolstenholme pueden llegar...

Dio inicio la mazacre...

Uprising... ...unify and watch our flag ascend.
Tenía pavor de que abrieran con esta rola. Más energía para comenzar, imposible.
El trío inglés se alzaba sobre el Foro Sol (cada uno en una plataforma). Matt Bellamy en un extremo, Dominic Howard rompiéndola en el centro y el magnífico Christopher Wolstenholme en el otro extremo. Se veían tan lejos y tan cerca.

¡Vaya, ingenio! Personalmente, me negué a investigar el setlist o incluso buscar la escenografía esperando ser sorprendido. El que diga que no sintió serios espeluznos a la hora de ver a Matt Bellamy a unos 7 metros de altura destrozando la guitarra que se pegue un plomazo pues miente descaradamente.

¡So, come on!

Resistance... Let our hearts ignite.
Tres pantallas en forma de prismas gigantescos ocupaban la parte superior del escenario. Distintos videos, mensajes y edición hicieron que cada rola tuviera historia y vida propias.

Descendieron los músicos junto con las plataformas en las que estaban parados. ¿Para qué? Para que saltara el piano a la cancha.

New Born... Show me it's real.
Virtuoso en su primer turno al piano. ¡Pas, pas, pas! Uno tras otro, caían los fans a balazos y guitarrazos en el foro.
¿Luces? ¡Lasers! Lasers que iluminaron el Foro Sol con un tono verde kriptonita (sí) que apantalló a más de uno por el uso que le dieron. Yo no sabía qué ver, si a los músicos, a las pantallas o, ¡a las otras pantallas! Sí, dos monumentales pantallas a las lados del escenario mostraban a los héroes del verdadero tamaño que son. Y, para terminarla de 'amolar', más luces se proyectaban desde los gigantescos prismas llenando a los músicos de color.

Map of the Problematique... ...when we bleed, we bleed the same.
Ya se venía luciendo, pero Howard rompió la batería en esta rola. Fiel a su estilo y sin hacer mucho show, dejó que sus muñecas hiceran el trabajo tambor tras tambor y baquetazo tras baquetazo. Fue un enorme detalle que al final del tema dejara de seguir el ritmo con el Ride y terminara con el Crash (platillos distintos) haciendo que la rola intesificara su conclusión.

Supermassive Black Hole... Oh, baby, I'm a fool for you.
Si viste HAARP con atención, habrás notado que la canción da inicio con un par de virtuosos riffs que no se incluyen en la versión de estudio. Aterrorizados, un gran amigo y yo, esperábamos que este tema diera inicio así. Así fue... Reímos a carcajadas pues los nervios nos ganaron ante tan mágnanimo inicio para una señora melodía. ¡Bang!

Interlude/Hysteria... Give me your heart and your soul.
Chris Wolstenholme a escena. El bajo se llevó la canción. Es imposible describir el sonido del bajo. Brillante. ¡Pow!

MK Ultra... We are losing control.
Desde luego, el concierto se dedicó a la promoción de la última entrega del trío: The Resistance. Así es que era lógico que no escucháramos tantas rolas de Showbiz u Origin of Symmetry. De ninguna forma afectó esto al concierto. MK Ultra es una canción tocada al más puro estilo de Muse en sus inicios; sobretodo, el final. Así es que si no los fuiste a ver en 2007, ahí tienes una ligera probada de lo que escuchamos los que sí fuimos.

United States of Eurasia... Must we do as we're told?
El fantasma de Freddy Mercury se nos apareció. Todos gritamos y alzamos nuestro puño cada vez que Bellamy nos lo pedía. El señor Bellamy nos deleitó con una centellante interpretación en el piano. ¡Smack!

Feeling Good... Butterflies all having fun.
Tanta adrenalina necesitaba un descanso. Un poco de Blues para calmar las aguas y seguir gozando. ¡Plow!

Undisclosed desires... Show me how it's done.
Mientras la producción del concierto me seguía impactando, se apareció mi canción predilecta de The Resistance. Así es como se debe hacer una rola de R&B (junto con Supermassive Black Hole). Las pantallas gigantes laterales nos mostraban a Chris W. sintiendo la canción cada vez que interpretaba los coros. No sólo en ésta, sino en todas sus participaciones en el micrófono. ¡Pow!


Starlight... Let's conspire to reignite all the souls that would die just to feel alive.
La única canción de Muse que no me encanta. ¿Por qué? Porque se quemó...
Ahora, esto, no impidió que los escalofríos tomaran posesión de mi cuerpo al ver a las casi 60 mil almas aleteando con sus celulares y/o encendedores. Las pantallas mostraban al trío en un periplo por el espacio. Ahí estuvimos todos con ellos. ¡Bam!

Unnatural Selection... I want the truth.
De regreso a The Resistance... Tocaron mucho del disco nuevo pero sin excederse, a mi parecer. Bellamy cantó como si no hubiera mañana. Yo canté como si no lo hubiera. Ojalá lo hayas hecho. Si no fuiste, escucha los discos y/o el iPod y cántalas. Te lo perdiste y no hay pretexto que valga. ¡Kablam!

Time is Running Out... I won't let you murder it.
Una de las más coreadas y bailadas de la noche. Una vez más el bajo de Chris me (NOS) deleitó y el 'mini-solo' de Bellamy a la mitad de la canción fue, sin duda, de los puntos más altos del concierto. Sin duda, es el guitarrista más importante de la actualidad y Muse, el último gran grupo de Rock (sí).
¡Baaaaam!

My Plug-in Baby... ...crucifies my enemies.
Sangre de las cuerdas y el "Chaos Pad" de la guitarra de M. Bellamy. No hay más.
¡Pas!

Exogenesis...
Primer y único encore de la noche. La banda se tomó un ligero descanso mientras la gente exigía más. Había tantas rolas qué tocar y tan poco tiempo.

Stockholm Syndrome... ...this is the last time I forget you.
Para ganarse (aún más) a la gente después en un encore hay que hacerlo así: con la bandera de México como capa/abrigo (al más puro estilo del viejo Sherlock Holmes) y con una rola escandalosa con tintes metaleros sin dejar las sutiles melodías de la voz del virtuoso Matt Bellamy.
¡Zuaack!


Knights of Cydonia... How can we win when fools can be kings?
La introducción de la rola fue sensacional: harmónica, guitarra y batería... Ahí 'nomás' te la dejo...
Sabíamos que el final estaba cerca pero el preludio de rock industrial nos distraía. Hasta que se escucharon los acordes de la canción. Con ella vinieron los últimos alaridos activistas y, lamentablemente por ahora, los últimos acordes y tamborazos del trío.
Estremecedor.
Me llené de tristeza al saber que esto había terminado.

Te dejo el video del cierre para que te vuelvas a estremecer o para que te pudras de la envidia.


Pero espera, ¡que hay más!

El setlist cumplió y con creces. ¿Por qué? Pues porque nos dejaron con ganas de más. Cada uno de los que lo vivimos estaremos ahí para verlos en 2 o 3 años para sorprendernos aún más con su siguiente entrega.

Ahora bien, ¿qué fue lo mejor? Para mi, la improvisación y los "palomazos" entre rolas. Las rolas ya las conocemos, las escuchamos seguido y podemos esperar qué van a tocar en un concierto. Es por es que escuchar las improvisaciones durante y al finalizar las canciones fue mi parte favorita del concierto. Escuchar Heartbreaker de Led Zeppelin en la guitarra de Bellamy no tuvo nombre. Balacera total. El dueto entre Chris y Dominic (bajo y batería) es comparable con aquél compuesto por Geddy Lee y Neil Peart (búscalo y date de baja si no sabes de quiénes hablo). Sí, me atreví a hacer semejante comparación. Sublime. No entiendo cómo descartan rolas a la hora de meterse al estudio, pues estas improvisaciones deberían de grabarse y ¡pronto!

Si las expectativas eran altas, habría que redefenir el concepto. Todo sorprendente, TODO: Luz, audio (¿ahora entienden porque se criticó a otra banda en marzo? - nos preguntábamos otro amigo y yo), producción, setlist, etc., etc., etc...


Me cuesta trabajo plasmar en palabras qué fue lo que pasó ayer. Nada de lo que escribí se acerca, ni siquiera ligeramente, a lo que fue, y escojo mis palabras cuidadosamente, el MEJOR concierto que hayan visto el Foro Sol y el DF...

...claro, hasta que regrese Muse.


¡Pum! ¡Apaga y vámonos!

lunes, 15 de marzo de 2010

The Whitest Boy Alive

Bolas disco y sabor noruego/alemán

El lugar se llenó desde temprano (el boleto indicaba las 10 de la noche). Las barras del lugar se desbordaban y, después de un rato, la gente comenzó a impacientarse. El staff se apuraba tras bambalinas para dejar el escenario, la iluminación y el sonido listos. Se apagaron la luces, finalmente, y los músicos salieron al escenario. La gente celebró eufórica su salida. El concierto dio inicio.

De diez, diez. En lo que va del año, ha sido, por mucho, el mejor concierto (y eso que Massive Attack "salió al quite"). Un excelente sonido (sin fallas) aunado a un juego de luces discreto, pero muy bien utilizado (siempre acentuando los instrumentos a lo largo de cada tema), engalanaron la noche. La escenografía consistía en una sencilla manta diseñada al estilo de la portada de su segunda entrega: Rules.

Ahora bien, nadie creería que Erlend Oye es un showman. Pues, lo es; poco ortodoxo, pero lo es. En todo momento se involucra con la gente; baila y deja que sus compañeros se luzcan. Si estos hombres no fueran músicos serían físicos nucleares o algo por el estilo. Más ñoños, imposible: camisas a cuadros, lentes con mucho aumento, flacos, y cualquier otro adjetivo que describa al cliché del sabelotodo del salón. Sin embargo, ¡vaya que saben lo que hacen!

Espero que no hayas salido de puente. Espero que la playa no te haya desviado y te haya hecho pensar que sería en otra ocasión en la que verías al grupo. No sé qué hiciste, pero, te aseguró que NO valió la pena. Fue un concierto perfecto: un lugar pequeño, PURA BUENA ONDA, alegría en la música y sorpresas para la gente.

Si bien, el concierto mantuvo la excelencia durante las 15 rolas (más o menos), hubo un par de puntos de exclamación. Cada quien tendrá su(s) rola(s) favoritas pero para mí, Gravity y Island despadazaron al resto (sí, a Burning y a Courage también). Si algo se llevó la noche fue el palomazo de techno con el cual nos deleitaron. ¿Techno? Pues sí, un techno al más puro estilo de The Whitest Boy Alive: apoyado en el poder del bajo y en los acentos de la batería.

Va el último detallazo de la banda... Y esto ojalá lo leyeran todos los que hacen un encore. En lo personal, no me gusta. Prefiero que lleguen, saluden, toquen por horas y, finalmente, se vayan (muy al estilo de Radiohead o Korn). Si lo van a hacer, que le roben la idea a The Whitest Boy Alive. ¿Qué hicieron? Se "congelaron" por algunos minutos dejándose querer por el público hasta que el Señor Gol y líder E. Oye dio la señal para seguir tocando. La gente se volvió loca y siguió bailando hasta terminar 1517; y así, cerrar el concierto.

El resumen: buena onda y baile.

Bravo.

Vienen Muse, Arctic Monkeys y el Vive Latino. La barrita ya está muy alta y apenas estamos en marzo...

domingo, 7 de marzo de 2010

Noche del 'Merol' progresivo de Dream Theater

Para el metalero romántico que llevas dentro.

Por segunda noche consecutiva, me colé a un concierto. Esta vez fue para ver a Dream Theater. Cualquiera que no conozca su música, los descartaría inmediatamente. "Son otro grupo de viejitos metaleros" - diría o pensaría la mayoría. No soy un gran seguidor, te adelanto. Ni siquiera puedo nombrar 10 canciones del quinteto aunque sí he escuchado algo de su música. Y si no de ellos, per sé, de Liquid Tension, por ejemplo. Entonces sí me es familiar el género.
Ahora bien, cualquier rockero conoce a los "Señores Gol" Mike Portnoy y John Petrucci. Mike Portnoy juega en la misma liga en la que juegan Stewart Copeland y Neil Peart. Mientras que John Petrucci la rompe con Joe Satriani y Steve Vai, probablemente. Si no sabes de qué hablo: primero, búscalo; y, segundo, date de baja.
La noche fue larga en el Auditorio Nacional. Doce o trece rolas. Entonces, ¿por qué digo que fue una larga noche? Solos, puentes, coros y demás detalles que hacen que la construcción de una melodía dure no menos de 6 o 7 minutos.
Melenas y barbas largas, playeras negras y un 95% de la población formada por varones (tal vez exagero, tal vez no)y un escenario muy discreto (la mitad lo ocupaba la batería de Portnoy) con un par de cortinas, una pantalla y un juego de luces limitado acompañaron a la banda. Siendo honestos, no es el objetivo del Metal ser espectacular en cuanto al escenario, video e iluminación. Así es que ni me meto en esos lares.
No obstante, el virtuosismo de cada uno de los integrantes de la banda sí es tema. Primero fue Petrucci quien nos deleitó con un espectacular solo de guitarra (en los descansos entre rolas; pues, claramente, cada composición cuenta con sus dósis de solos). El señor de los teclados, John Rudess fue el siguiente sorprendiéndonos en un duelo virtual contra: él mismo!
La voz a cargo de LaBrie es una voz metalero 100% (aguda, muy aguda, y más aguda durante los coros). La banda se conectó de inicio a fin con los 10,000 invitados que abarrotaron el auditorio. El vocalista se encargó de energizar las lunetas, las gradas más lejanas y a los suertudos que estaban a escasos metros de distancia.
El evento "chusco", por ponerlo de alguna forma, se dio más o menos a la mitad del concierto cuando unos de los platillos de Portnoy parecía aflojarse (claro, después de haberlo reventado cientos de veces). Mientras tocaba, lo arrancó y lo lanzó al suelo. Rápidamente, salió alguien del 'crew' a recogerlo. Lo trató de colocar de nuevo sólo para llevarse una mirada del virtuoso baterista indicándole que mejor se fuera a dar una vuelta. La rola seguía y Portnoy se veía molesto. Así es que decidió lanzar una de sus baquetas justo a donde se encontraba el crew. Ya lo saben. Instalen la batería como se debe o les llega un proyectil de parte de Mike Portnoy. Zafo.
La noche terminó con una afición entregada y completamente satisfecha por el espectáculo del que fue testigo. Los integrantes, de igual manera, salieron satisfechos por ofrenda de los miles de metaleros que se dieron cita esta noche. La banda prometió regresar...

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El show de Chris Martin (también conocido como Coldplay)

La noche del sábado 6 de marzo fue una que miles de personas en el D.F. anhelaban durante meses. La Coldplaymanía permeaba en periódicos, revistas y, desde luego, las redes sociales más populares.
No me declaro gran fan de la banda. Sin embargo, habiendo asistido al concierto que ofrecieron en el Palacio de los Deportes hace unos años, decidí verlos en una faceta nueva: una súper banda de rock que aspira sólo a la fama y éxito (y capacidad de acarrear grandes masas) de bandas como U2 o los Rolling Stones (algo que también busca el show de Brandon Flowers también conocido como The Killers). Y, si me regalaron los boletos, pues, ¿por qué no ir?
Después de un tráfico de los que sólo el D.F. (y su gobierno) puede regalar, llegué al tan ansiado foro del concierto. Mis lugares no eran los mejores, pero no me puedo quejar.
Y así fue, algo pasadas las 10 de la noche, se apagaron las luces y se comenzó a escuchar el vals del Bello Danubio Azul para introducir a la banda. Fue el tema que más FUERTE se escuchó en el estadio. No, no es una broma. El sonido fue, francamente, decepcionante. ¿Alguna vez has bajado un torrent de mala calidad? ¿O has bajado el audio de un video de YouTube? Así se escuchó todo el concierto. Si pudiera resumirlo en una palabra sería: sucio.
Pero si algo sabe hacer Chris Martin, corrección, Coldplay es crear éxitos. Son una máquina de hacer canciones pegajosas, con letras profundas (de nuevo los aplausos al señor Martin) y con las que se identifica la gente. Y así fue como dio inicio el concierto: con la energía de algunos de sus "viejos" éxitos. Luego cayó en un "bajón" de rolas "en serio" en donde la gente se comenzó a relajar. Volvió a retomar fuerza cuando interpretaron una nueva (para mí) versión de "God put a Smile Upon your Face" unida a "Talk". Fue una versión menos romántica y más pop que me pareció lo mejor que ofreció la banda durante el espectáculo. Viva la Vida, obviamente, fue la canción más coreada. Está diseñada para ello.
Llena de energía, la figura del líder de la banda se paseaba por todos lados en el escenario. Su voz es impecable. Su condición física aún más. En cuanto a sus acompañantes, en rolas como Talk o Politik, la guitarra de Jonny (sí, así se escribe) Buckland careció del poderío y energía que las caracteriza en las versiones de estudio. Creo que, además del "detalle" del sonido, esto es lo que resume el concierto. Una guitarra que no hacía retumbar las gradas del Foro Sol, una batería que sonaba mugrosa y un bajo que no nos hacía sentir el gran talento del buen Guy Berryman.
Tampoco se ayudaron con un espectáculo de luces o video. Es éste su estilo. Eso sí, hubo fuegos artificiales (¿qué no están prohibidos en el D.F.?) que sorprendieron e hicieron gozar a más de uno. En mi opinión, faltaron luces y acentos para energizar al público que coreaba pero no bailaba tanto.
A pesar de todo esto, la banda tiene excelentes detalles para/con el público. Todo el tiempo se acercan e incluso interpretaron 2 o 3 canciones (en sus versiones country - harmónicas incluidas) desde una plataforma incrustada en medio de la zona General B. Además, Chris Martin pasó la noche entera hablando en español.
¿Lo mejor del concierto? La gente. Una vez más, el público mexicano se entregó a sus ídolos coreando, si no todas, la vasta mayoría de las canciones. Liderados por Martin, se formó una ola espectacular apoyado por los nuevos encendedores: los celulares. El "olé olé olé" fue escaliofriante (empero, de ninguna manera, más que en un pletórico Estadio Azteca). Gracias al público mexicano, la noche de ayer será una que muchos recuerden por mucho tiempo (tengo entendido que la gente llegó a llorar con algunas rolas).
Es lo que hubo. Seguidamente del encore, la banda se despidió sólo para regresar hoy al Foro Sol. Esperemos que el sonido esté a la altura a la que dice estar la banda.
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